Me encantaría ir hoy a ver al Nazareno de San Pablo en la iglesia de Santa Teresa. Para quienes están fuera de Venezuela y no conocen la tradición, todos los miércoles santos gran cantidad de devotos van hasta este templo ubicado en el centro de Caracas para pagar las promesas que hicieron mientras pedían un milagro al Nazareno.
La historia de esta imagen se inició en los años 1600 y tantos, fecha en la cual la peste azotaba a Caracas. El cura de la iglesia de San Pablo sacó al Nazareno en procesión mientras la gente pedía un milagro sanador. En el andar, el Cristo tropezó con un limonero en la esquina de Miracielos y los frutos cayeron al suelo; la gente gritando "Milagro" recogió los limones y con ellos se sanaron los enfermos. A partir de entonces creció la devoción, hasta una poesía titulada El Limonero del Señor escribió nuestro Andrés Eloy Blanco.
Dicen que cuando el presidente Guzmán Blanco demolió la iglesia de San Pablo para levantar un teatro (no sé si el municipal o el nacional), el Cristo se le apareció en sueños a su esposa pidiendo un nuevo templo y a raíz de eso se construyó la iglesia de Santa Teresa que ahora le brinda techo.
Hoy, está adornado con 5.000 orquídeas que aguardan abiertas en todo su esplendor la salida de la procesión planificada para las 6 de la tarde. Me gustaría ir pero me da miedo, no sólo por la inseguridad reinante en mi ciudad sino también porque recuerdo una anécdota que siempre cuentan mis padres: ambos fueron conmigo cuando yo era muy pequeña a ver al Nazareno y a alguién se le ocurrió gritar "fuego" dentro de la iglesia. El resultado fue una estampida voraz en la que algunos fueron pisoteados y otros perdieron muchos de sus implementos personales.
A pesar de ello me siento muy ligada a esta imagen. Cuando era niña quise vestirme de Nazareno en Semana Santa y no porque tuviera que pagar ninguna promesa. Además de eso mi fallecido tío y padrino, Francisco "Paco" Banchs, con quién viví unos diez años de mi juventud fue el encargado de hacer todo el estudio radiológico del Nazareno en la época de su restauración. Recuerdo cómo revisaba en mi niñez los libros que estaban en casa, que contenían las fotos de mi tío y las del Nazareno repleto de clavos y alambres en todos lados tal como podía verse en las radiografías... siempre pensé que le dolían.
En mi casa no hay una gran veneración a esta imagen, pero somos muy católicos y hay en la familia muchos recuerdos de este Jesús en vía al Calvario tan venezolano y milagroso. Hoy es su día, es miércoles y me puse un sweter morado para recordar esta tradición cultural y religiosa de mi tierra. Ojalá el Nazareno haga un nuevo milagro en esta nación hermosa que hoy padece esos terribles horrores que todos conocemos.
P.D. La foto la tomé prestada de Mipunto.com. Para quienes quieran conocer más, revisen la buena nota que publicó El Universal el día de hoy.
04 abril 2007
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2 comentarios:
Bonito post.... de verdad... Hoy, por otros motivos fui al centro de Caracas... había mucha gente... unos cuantos de morado... pero con el reguetón de fondo... y los ríos de gente entre los buhoneros, junto al olor del incienso que había en alguno de los puestos, era algo así como un cuadro de Dalí.
¡Oh es que esta ciudad es como la sede de la serie "La Vida Surrealista"!
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