07 febrero 2007

Historias de supermercado

Helge y yo estuvimos anoche en el supermercado. No había caraotas negras, no había azúcar, no había harina de trigo todo uso, ni leche en polvo de marca decente. Tampoco había huevos y ¡ta tan!.. ni carne, ni pollo, ni pescado, ni cerdo...sólo unas pocas pechugas de pollo, conejo y unas chuletas ahumadas. Optamos por las pechugas porque ambos nos confesamos totalmente amantes de su carne. Dos pechugas cortadas para milanesa costaron Bs. 21.000.
Al pasar por el pasillo de las frutas no nos encontramos precisamente con un panorama muy similar al que mostramos en esta foto. Había tomates verdes, lechuga lo suficientemente mojada como para que pese más a la hora de facturar, cero plátanos y montones de nísperos, zapotes y guanábanas verdes, de esos que compras y se pudren sin madurarse.
En fin, mientras hacíamos la cola para pagar (porque parece que estuvieramos en economía de guerra) le dije a Helge que en dos meses vamos a comer jabón. Me dio risa la foto de los anuncios de la "Feria Campesina" (que se parece bastante a esta foto que publico hoy) y recordé también aquello de la fotografía publicitaria que me enseñaron en la universidad... puras promesas visuales incumplidas.
Cuando estuvimos en Cúcuta y entramos a un supermercado para ver qué tenían allá, sinceramente me quedé boquiabierta. La cantidad de productos con marcas distintas, la variedad de precios y demás, me espantaron. Helge me dijo que se sintió como al ir a un supermercado de Alemania del oeste,en la época en la cual él vivía en Alemania del este. Mi cerebro pulsó el botón de mute.
Hoy leí en el periódico que están en conversaciones para solucionar el problema de la escasez de carne, también leí que tenemos la carne más cara de Latinoamérica. La solución del gobierno es traer carne importada para poderla mantener a un precio que está regulado desde 2005. Obviamente los costos de producción en dos años tienen que haber aumentado. Obviamente la rosca lo empeora todo. Obviamente los supermercados engordan el precio para enriquecerse: es esa cadena infame que pagamos los consumidores y los productores directos, los campesinos.
En fin, la carne se va a tardar tres días más en reponerse en los supermercados, la carne importada tardará más o menos un mes. Mi solución casera es comprar caraotas rojas (porque las negras brillan por su ausencia) y lentejas para adaptarnos a la escasez de carnes y cerrar los ojos para soñar con anaqueles repletos de productos bellos como los de la foto de este post.

2 comentarios:

DovMD dijo...

Avanzando hacia el Socialismo del Siglo XXI...

Marta Elena dijo...

triste amiga, muy triste...ayer fuí a casa de mi madre a abastecerme de lentejas para no morir de hambre, patetico no?.