La semana pasada estuve en la terraza de Le Gourmet en un evento organizado por Victorinox y su línea de cuchillería.
Fue una nutritiva clase acerca de cómo cortar, qué cuchillo usar, cómo poner los dedos para no cortarse... en fin, todas esas cosas que tienen su técnica y que uno generalmente hace en la cocina como mejor se las imagina.
El profe fue nada menos que Tomás Fernández, chef de Le Gourmet. Simpático y muy hábil con esas herramientas Victorinox, me hizo pensar en un sushero al estilo animé.
Luego de la clase vino el almuerzo. No sé los nombres de los platos porque no los anoté, pero no importa, porque estaban tan divinamente preparados y presentados que describirlos ahora resultaría descortés (sin embargo lo que más me gustó fue el postre, chocolate con chocolate más chocolate).
En fin, yo la pasé buenísimo y llegué en la noche a mi casa muy orgullosa a estrenar mi cuchillo para cortar tomates. Les juro que los Victorinox son demasiado buenos, ¡para testigos mis dedos que no quisieron seguir las lecciones que había dictado Tomás!
30 agosto 2007
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