18 junio 2010

Aniversario neogranadino

Tengo un mes viviendo en Bogotá y es la primera vez que se va la luz (y solo por unos cinco minutos). De hecho hay cosas que extraño de Venezuela, pero esa, que se vaya la luz a cada rato, no. No la extraño ni un poquito.
Lo que sí me hace falta es la bulla, me faltan los gritos de los venezolanos cantándole goles a los argentinos mientras se pintan la cara de verde, amarillo y azul como los brasileños...
Estoy perpleja con la tranquilidad, los bogotanos parecen no exaltarse con nada, de hecho cuando te arman un lío lo hacen con voz susurrante, con quietud y entre algunas palabrotas que usan con muchísimo sosiego.
A veces me imagino lo divertido que sería un maracucho viendo una justa futbolística entre bogotanos y deliciosas cervezas Águila (de esas que no dan ratón). Sería un emocionante escándalo.
Aquí, los goles del primer juego de Alemania los canté yo sola, casi tapandome la boca para que los vecinos no crean que soy una soberana loca. Pero es que me encanta el fútbol, y para extrañeza de muchos, a mi marido alemán no le hace ni coquito...

Esta ciudad me encanta. Esa quietud que, me inquieta y a la vez me aleja de la paranoia colectiva en la que vivimos los venezolanos (allá en Venezuela), me cayó como anillo al dedo. Aunque no tengo trabajo todavía, y mis nervios de workaholic a veces hacen de las suyas, he tenido chance de estrechar lazos familiares, rescatar contactos que creía perdidos, reencontrarme con las artes plásticas y descubrir cosas interesantísimas en cada calle que he podido transitar.
Aún trato de deslastrarme de la mencionada paranoia veneca y comienzo a salir sola por estos lares, todavía me vuelvo un lío con las carreras y las calles de Bogotá, una ciudad que no parece tener fin, repleta de lugares y cosas para satisfacer los minutos u horas de ocio, y flanqueada en un cerro hermoso que a veces entre el efecto prismático del sol suele recordarme a mi querido y recordado Ávila.
*Prometo seguir contando...

2 comentarios:

Marta Elena dijo...

Como me emociona saber que desde este blog podré leer tus magistrales textos, y vividas experiencias, en las que no solo me deleitarán, sino que me llenará de información.
Estaremos pendiente de cada post, para vivir contigo la bella experiencia que tienes en tus manos.
Felicidades!.

El Forastero dijo...

Bienvenida de regreso a la costumbre de publicar. Se te seguirá leyendo según la antigua costumbre.

Entiendo perfectamente la sorpresa ante este aire sosegado y sin bullicio. En mi caso, lo comparo con Riohacha, en donde una pequeña celebración puede durar 72 horas ininterrumpidas.

Bienvenida a la ciudad