Ayer fui a marchar. De esa forma rompí con la tradición de celebrar el día del periodista entre regalos y festejos. Considero, contrariamente a lo que piensan otros colegas, que sí tenemos razones por las cuales celebrar y quizás la más importante de ellas es que los periodistas de este país todavía tenemos la suficiente moral como para defender nuestros derechos, nuestras libertades que, finalmente son las mismas que las de todos los seres humanos.
Nos hemos mantenido inquebrantables en nuestra labor a pesar de las continuas agresiones verbales y físicas que hemos sufrido, unos en mayor, otros en menor grado, y de boca y manos de diferentes sectores.
Había por qué celebrar, sólo que la celebración debía hacerse de otra manera. En mi caso fue en profundo silencio, puse un tirro en mi boca y caminé desde Plaza Venezuela hasta RCTV, haciendo aquello inherente a nuestra profesión, mirar, escuchar, tocar, pensar, sentir, esculcar la realidad sin emitir opinión (a menos que se tenga un espacio específico para tal fin).
Yo, marchando, celebré mis años de trayectoria, celebré haber tenido la oportunidad de tener grandes maestros en la teoría y en la práctica, tanto en la universidad como en mi trayectoria profesional. Celebré haberlos visto en la calle marchando a mi lado con su tonel de años y experiencias a cuestas
Celebré haber podido enseñar mi humilde experiencia a todas las personas que alguna vez me han colaborado (pasantes, periodistas, fotógrafos, diseñadores), pero más celebré haber podido aprender muchísimo de cada uno de ellos, haber podido crecer gracias a las semillas frescas de las nuevas generaciones
Celebré que los medios de comunicación siguen creciendo y abriendo posibilidades para que la gente en su totalidad tenga la posibilidad de expresarse. Celebré por cada uno de los medios que han publicado algo escrito por mi, que me han prestado sus micrófonos para hablar. Por los medios en los que me estrené y pagué novatadas, por los que ahora reciben mis letras humildes.
Celebré la virtud y el coraje de todos aquellos colegas perseguidos por defender la verdad, verdad que sólo es única en los libros de Platón, verdad que puede ser la tuya, la mía, la de otros.
Celebré también por la gente que me leía, que me lee, que me leerá, por aquellos que ya no lo hacen, por los que no estuvieron de acuerdo conmigo, porque todos ellos fueron, son y serán los responsables de que siga escribiendo esa realidad que en papel nunca es pura, que siempre es vista desde mis anteojos.
Celebré caminando incansable, por Venezuela, por los venezolanos, por los chavistas, por los opositores, por los "nini", por los estudiantes, por Dios, por Helge, por mi familia, por mis amigos, por mis allegados, por mis colegas (los libres, los presos, los exilados, los muertos, los que están en potencia), por mis futuros hijos y nietos, por los hijos y nietos de Venezuela. Por todos y cada uno de ustedes.
Esa fue mi manera de felicitarlos a todos, a los que son periodistas, y a los que aunque no tengan ese título, ejercen desde sus hogares, oficinas y calles, la libertad de expresión.
Agradezco los mails, las llamadas, los mensajes y los regalos de felicitaciones, agradezco a todos por hacerme una mejor profesional y más importante aún, por hacerme una mejor persona. Aquí estoy, aquí seguiré, gracias a Dios, al universo y a cada uno de los seres humanos.
28 junio 2007
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3 comentarios:
Gracias Monique... totalmente de acuerdo contigo. Un beso. Karla Diez Cansexo P.
me ha hecho gracia en tu perfil "dibujar servilletas mojadas" jajaja mojadas?!!? xDDD rebueno xD
saludos desde España :D
Fuerza y Perseverancia... Pa' lante.
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