Me desaparecí largo tiempo de este mundo virtual y lo lamento, extrañé mucho escribir en autoktonus pero sinceramente estaba concentrada en pensar en conceptos como libertad, igualdad, verdad... esos que se nos han ido diluidos por el drenaje del lavamanos.
Sin embargo hoy, decidí retomar mi paseo por autoktonus, volverlo constante como antes, compartir todas esas cosas buenas de esta tierra, de Venezuela, de América, incluso de la tierra de Helge de la que recibimos gran influencia aunque tengamos un gran océano de por medio.
Ayer, día del padre, obviamente fuimos a visitar a mi papá. Además de los regalos para mi padre y para Helge (que también es papá) compartimos un almuerzo que me recordó muchos domingos de mi niñez.
Mi padre hizo carne con cebollas y tomates, yuca sancochada, arroz y ensalada de repollo, una comida sencilla, pero realmente suculenta que me enamora el paladar. Un poco de vino y una gelatina de duraznos naturales que hizo mi mamá, puso la guinda en la reunión. Pensé en que si todos los venezolanos pudiéramos disfrutar de cosas tan sencillas como esas, en el calor de la familia, pensando en llamar por teléfono a los padres que están lejos para felicitarlos, o en tocarle la puerta al vecino para recordarles que ellos también son especiales, Venezuela en este momento comenzaría a recuperarse.
Pensé en todos aquellos que no pueden disfrutar de ello, por la pobreza, porque no tienen familia, porque están cargados de sentimientos de culpa, porque quieren explotar al otro, porque tienen grandes ambiciones. Si todos pudiéramos limpiarnos de nuestras oscuridades, esta tierra y nosotros -fruto de ella- volvéríamos a brotar como plantas saludables, disfrutaríamos de sol, del aire, de la vida circulando por nuestras arterias, incluso por nuestra venas.
18 junio 2007
De padres y comidas caseras
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1 comentario:
Muchisimas Felicidades en tu dia.
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