¡Confieso que me dio demasiada risa! Lo que más me gusta del asunto es ese toque de locura que todos poseemos, ya que debe venir incrustado en alguna parte del genoma humano. Nicael Holt es un chico australiano que puso a la venta su propio estilo de vida. La oferta incluye desde sus amigos, hasta las potenciales relaciones amorosas que pueda tener, unos 300 CD, su ropa y sus raquetas de tenis, entre otras cosas. El comprador también disfrutará de beneficios como recibir más regalos en navidad, escribir un horóscopo en una revista y tener un trabajo nuevo en el mes de marzo... ¡toda una ganga pues!
Estuve pensando al respecto y llegué a la conclusión de que mi vida no tiene precio. No podría vender mi relación con mi familia, con mis amigos y muchísimo menos con Helge, ni mi colección de CD, mi sazón en la cocina, mis estudios, mi experiencia, mis pensamientos...
Sin embargo ¡Bravo por Nicael y su comprador! debe ser bien difícil desprenderse de la identidad propia y más difícil aún pagar por poseer la identidad ajena.
24 enero 2007
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