01 abril 2008

Cosas del Metro de Caracas

Lamento postear este tipo de cosas pero de verdad me indigné, especialmente ahora que nos mudamos un poco lejos de Caracas y no me queda más remedio que utilizar el transporte urbano en algunas oportunidades (antes caminaba todo lo que podía). El texto que copio a continuación fue escrito por un amigo, periodista, un joven que se ha partido la crisma trabajndo para tener lo que tiene, y que tuvo la desventura de ser atracado por una banda de ociosos dentro de las instalaciones del citado medio de transporte.
Yo particularmente, no pienso usarlo salvo cuando sea absolutamente necesario. No sólo por las situaciones que mi amigo describe, sino porque he visto cómo asaltan a las personas en las escaleras mecánicas, cómo empujan a la gente y la golpean sin compasión para entrar al vagón, y por supuesto he visto la falta de respeto por las canas, muletas y barrigas de embarazo.
Estoy cansada de que los viejitos de 80 años se paren a darme el puesto (cosa que amablemente no acepto) mientras los más jóvenes van aplastados en las sillas azules (para mis amigos en el exterior, son las que están destinadas a ancianos, discapacitados y embarazadas) con sus piernas abiertotas rascándose la entrepierna.
NO USO MÁS EL METRO. Me lamento millones de veces al ver en qué se convirtió el transporte modelo de Venezuela, lo lamento más luego de haberle presentado hace un montón de años al ya fallecido profesor Mayobre, un trabajo grupal en el que analizábamos cómo se había logrado la digna subcultura Metro y cómo se mantenía.
Ahora es simplemente basura, un nido de ratas, abusos y desconsideraciones, repleto de publicidad en cada rincón, y de basura a la mejor manera de los Metros de las grandes urbes... ¿será eso progreso?...

"Mi historia verídica de robo en el Metro

Hace mucho tiempo que no me robaban. De hecho, desde la última oportunidad – que poco recuerdo – y los continuos intentos que he sufrido, me he vuelto obsesivo y maniático con la seguridad personal, debido también a las incontables ocasiones que algún amigo o familiar llega con la mala nueva.
Si me preguntan en este momento, casi una hora después del suceso, cómo me siento, sólo puedo decirles que resignado; el robo ocurrió en un sitio de uso tan cotidiano para el caraqueño como el Metro, y me tomó tan desprevenido, que sólo puedo decirles "no lo esperaba", así entre comillas, cual sujeto entrevistado en el lugar de los acontecimientos.
Me monté a eso de las ocho de la noche del domingo en la estación Altamira, con rumbo a Bellas Artes, en donde daba por descontado que debería tomar un taxi, pues la inseguridad y la inconstancia del transporte me obligan a ello.
Al montarme en esta estación del este capitalino, todo fluyó normal, hasta pude sentarme en un puesto pegado a la ventana, en el cual nadie me tropezaría. En la estación de Chacaito, un grupo de gente morena (y un poco más oscuros) vestidos con pantalones "chupi chupi", y haciendo escándalos, hicieron acto de presencia, algo normal pensé, pues allí siempre se monta gente con tales características.
Había desde niños de diez años hasta chamos más grandes, tal vez 23 o 25, (yo tengo 22…), también había chamas, que lucían como las novias de algunos de ellos. Al llegar Sabana Grande, noté que entraban más personas con los mismos rasgos, y que de alguna forma evitaban que otras salieran, pues entorpecían el paso. Yo pensé, sinceramente, esto esta raro – se activó mi célula de paranoia y desconfianza – pero al ver aquél gentío, supuse que no podría salir, pues yo estaba sentado.
Cuando cerraron las puertas en Sabana Grande, el chamo que estaba sentado delante de mi - de la pandilla – se quedó viendo mi chaqueta (le tenía aprecio, me costó su precio en aquel viaje de trabajo en el que fui a Amsterdam), pero entonces, al ver que tenía como 12 años, pensé, ¿un chamito me va a robar?...
Al voltear hacia atrás, observé que lo que estaba delante de mis ojos se replicaba en todo el vagón, había malandros de estos en todas partes. No me gusta ser despectivo, y a veces ante malos pensamientos, como el anterior (el chamito ladrón), me digo que formo parte de esa oligarquía (de pensamiento, porque de plata…) que no considera a sus hermanos venezolanos, y de la que tanto despotrica Chávez.
Y entonces se cerraron las puertas, y comenzó el movimiento, el primero, al menos que haya visto, que robó, fue un chamo que estaba delante de mi, y le quitó la gorra al usuario que estaba sentado detrás de mi, inmediatamente, empezó la gente a desesperarse, supongo que a lo lejos, algún hombre se opuso y le sacaron una navaja, porque la mujer que lo acompañaba chillaba por la vida de ambos, e imploraba a su novio (familiar, amigo, que mas dá) entregara lo solicitado.
Yo permanecí inmóvil, como si pasara desapercibido, pero entonces, comenzaron a pasar tal cantidad de malandros, (de estos monos tuqui tuqui, creo que así les dicen, no sé), uno me arrancó la chaqueta, y cuando creí que sería todo, otro me jaló los lentes, (sólo vi la mano alejarse), al mismo tiempo me sacaban el celular del bolsillo izquierdo, y al menos tres manos - desesperadas como quien se agarra al último halo de esperanza – intentaban quitarme el reloj, descubierto al robarme la chaqueta.
Yo sólo sé que mientras me halaban el reloj, me hacían inclinarme hacia la derecha, y tal movimiento, evitaba que el malandro que tenía de ese lado me sacara la cartera (para más, una Louis Vuitton que me regalaron por mi graduación …), y en eso me concetré, para evitar perder las tarjetas, la cédula y la licencias, porque un pana me dijo hace poco que no había material.
La verdad, jamás había estado tan calmado en mi vida, sólo sé que el momento me hizo sentir que lo único que debía proteger era mi vida, así que di todo lo material solicitado, a las manso que me halaban el reloj, sólo alcance a decirles "¡lo van a romper, y no va a valer nada!" ¿qué bolsa yo no? Preocupándome por eso… claro, ya me ardía la mano de la fuerza que estaban haciendo, y la resistencia que oponía el reloj, que tenía una fecha especial y mi nombre grabados, y que me había regalado mi ex, en la navidad del 2006.
Todo pasó en fracciones de segundos, entre Sabana Grande y Plaza Venezuela, confirmo, eran más de setenta antisociales, que entraron intempestivamente a robar.
MORALEJA: No sean tan bolsas como yo, que cree que la gente no siempre es lo que parece, síganse guiando por su intuición de venezolanos que viven en esta selva de cemento, en donde se aplica la teoría del más apto por la vida, en donde hay que subsistir a diario por sobre los otros.
NO, no bajen el vidrio así el niño se esté muriendo de hambre, así el pana haga bien malabares, así la señora se vea desnutrida, porque lamentablemente pagan juntos por pecadores, ante la desconfianza que surge por la inseguridad de este país.
En las camionetas roban, en el metro roban, los taxistas roban, los mototaxistas también. ¿En quién vamos a confiar?
CONSEJO: No opongan ninguna resistencia, aunque seguramente no hace falta que se lo diga, en ese momento, en el que todo queda en blanco, se darán cuenta.
Ahhhh, no me importa si el petróleo está caro, si lo regalamos, si nos lo comemos, si somos un país rico o si las estadísticas dicen que bajaron los índices de criminalidad, víctimas del hampa hay todos los días, y lamentablemente en los cerros venezolanos se están criando más malandros y malandras para continuar robando, y eso no hay autoridad que lo pare en este pueblo sin ley….
Nunca me ha gustado hacer generalizaciones, nunca me ha gustado decir "malandros y malandras" pero creo que despupes del susto, la rabia es gratuita y al menos me gano el derecho a decirles como me venga en gana. Disculpen si sueno rudo u ofensivo, en este momento hace una hora y 45 minutos que me robaron. Y creo que aún no salgo de mi asombro."

4 comentarios:

Carilisve dijo...

¡Hola!
Primero y antes que nada... no tengo idea como "caí" aquí. Estaba saltando de bitácora en bitácora y de repente me llamó la atención la descripción que colocaste en to blog.

Referente a lo que mencionas del Metro, tienes toda la razón; aquella especie de sociedad humana, amigable y ordenada que se escondía varios metros bajo tierra, está en vías de extinción.

Casualmente, hoy leí en prensa (El Mundo si mal no recuerdo..) ese método de asalto que están empleado en el Metro, entre las estaciones Chacaíto y Bellas Artes.

Un saludo.

PS: No he revisado todo el material, pero entiendo que estas embarazada, si es así.. mucha felicidades.

Soy Milagros García dijo...

Por Dios niña, menos mal que te mantuvistes ecuanime considerando que lo único importante y que vale la pena es tu vida. Para los que somos del interior de este país ir a Caracas significa ir a la jungla salvaje ¡Que terrible, aqui se perdio todo!

Unknown dijo...

Es deprimente esta sitaución, y mas aún cuando hace poco, un titular del preiódico del metro, decía "En el metro no se grita"... no hace mucho de eso, y era exactamente así un lugar calmado, respetable, un escape... Pero lamentablemente, esa falta de cultura y de respeto hacia los demas y hacia la vida misma esta minando todo...
Y lo que se ve en los cerros no es solo esto, yo vivo en Petare desde siempre, y estoy acostumbrada a cosas como esta, pero no resignada. Es cuestión de cada quien ser gente o no. Pero estamos solos en ese intento, pues no hay ley ni insituciones que de alguna manera hagan algo por un cambio. La ley en los barrios no se ve, no hay policías, no hay vigilancia, no hay respeto, solo, como leí de un amigo en un tema diferente "Una democracia con muchas limitantes" . No puedes usar cosas llamativas, no se puede llegar tarde (porque o no hay transporte, o te arriesgas al 100% a ser victima de un robo, y ni considerar la opción de que algún amigo te de la cola), tienes que calarte sus olores, porque suelen consumir diferentes tipos de drogas en la calle, en el camino de cualquiera. Pero solo queda seguir estudiando y esforzandose, para no perder la esencia y para poder algún día tener otra opción de vivienda.

Isayen Herrera dijo...

Hola. Soy estudiante de periodismo de la Universidad Católica. Estoy haciendo mi tesis del transporte público. Me llamo la atención el testimonio de tu colega sobre el robo en el metro, me gustaría tomar este texto como fuente para mi tesis. Te dejo mi correo para que me des tu respuesta isayenh@gmail.com